sábado, 26 de marzo de 2011




Cuando casi nunca puedo me detengo a succionarte el páncreas
la razón me abandona
La mas preciosa cadera mirando hacia el cielo
me hace temblar.
Las coloradas me pueden,  
me acaloran el invierno
me mastican el cerebro
lo  lógico  
como si la ventana me masticará rápidamente.

Abierta o cerrada, mi expresión de extasís verborragico
Indicutiblemente en lo cutanéo
el cristal y la piel.
En Cristal, te hipnotiza lo maquiavelico, te hipnotiza en húngaro.
Por lo tanto el tiempo sin verte 
solo lo sabe mi nariz y yo
y verte a los ojos tu guitarra no ha perdido el tiempo
pero sí el alma.

El amor al blues y el arte
me ingiere a las pupilas, 
me las succiona como una aspira pasada de merca tu guitarra
y tu puta obseción  por mirarme no me ruboriza y ni me anestesia
no me deja en coma, ni me pasa nada.
Se sobrevienen una quijada que gris, verde y sangre
se achica, se agranda y  se va.


Espero pasar el invierno ***

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