martes, 26 de octubre de 2010

Un parpado, el temblor

La lobotomía
les sonríe como un barril sin fondo
Bruscamente se desmembrana,
su estomágo, litros se derraman.
En un cuatro cuartos..








La submuerte abré sus ojos cuando
la carnicería grita por su dedo.
Tiembla una sombra que es la mistificación desnuda.
Te juro que te amo en lo utópico.
Casi te amo en lo ausente, pero nena vos estas acá.
Te creo, sí
ví a tu piel caer,
el mercurio....merqueado
la merca, la mandíbula


El rociador, te cierro la puerta
pero el mundo se arruga
y escucho una voz en el libertango que aplasta mi médula espinal.


Te juro
es la última vez que me abrazo a un árbol
que me desboco, tomo lsd
me arrancó el sentido del tacto
con un íman caliente...  furioso


Mis labios enrojecen,
es lo heroíco
de la heroína
 esta pasti.


Cierro los ojos,
el estómago
Cierro los dientes,
se me arrugan los pies.
Se arruga la pared
Mis piernas caen a un pueblo incendiado.






Te amo
Creo acostumbrarme a los clavos en los ojos.
Creo abrazarte frente a la lluvia como nunca te abrazaron.
Me deslizo en el aceite.
El aceite se calienta rápido,
me quemó.
Me muero.




Los narcotraficantes, trafican
Los juzgados juzgan.
El amor es una lobotomía.
Tu lengua gris, deambula.
Verde, suave, esporádica.
Fuertes picaduras negras,
desangran la sangre.
Sangrando un viento que hiela.
Que se critaliza  el trance

lunes, 4 de octubre de 2010

El derrape de la creación


Me bajo de la monotonía y la esquizofrenía del capitalismo aniquilante, me bajo de tu sonrisa.
Me bajo de la estimulación cutanéa de tu pelo que es mas largo atrás, que sangra y se me enreda al cuello.
Me bajo del bandeoneonista que suele asesinar por las mañanas a todas las señoras que salen a pasear a los perros y a todos los perros que pasean por las mañanas, un bisturí rabioso atraviesa mi calzado.
Merca y yoga.
A reírme de lo siniestro.




[...]


Galopa este sueño inmediato de esta montaña encorvada por el frío.
Solo por una mañana de abril te sientas al lado, masticas mi oreja.
Una guitarra espejada, un cable cocido al éter.
En este cenicero hay siete cigarros, tres fosforos y una semblante agonizada.
Solo por una montaña de abril te sientas al lado, masticas mi oreja
Las alas se detienen amontonadas, para escandalizarse.
Se cae una pierna de niño por la ventana.
Y la pared se arruga y te miro desvelada, por este dolor te daría mi sangre